A dos años de entrar en vigor la Reforma Laboral, el ritmo de
crecimiento del empleo formal ha disminuido y el número de trabajos eventuales
va en aumento.
Tras haberse implementado la Reforma Laboral
en México hace ya dos años, no sólo el trabajador ha perdido los beneficios que
de alguna manera equilibraban la desigualdad natural que existe entre él y los
dueños de los medios de producción, sino que los propios empresarios han
comenzado a sentir los efectos de otra de las malas decisiones avalada en su
momento por la mayor parte de los congresistas.
En efecto, bastaron sólo 24 meses para poder apreciar que el ritmo del crecimiento del empleo que se tenía antes de la Reforma Laboral se ha desacelerado a la vez que las plazas laborales del tipo formal, de por sí pocas, han perdido también calidad tanto en ingreso como en duración contractual, una condición que contrae el consumo derivado de que reduce la intención de adquirir bienes a mediano y largo plazos por parte de la clase trabajadora.
En efecto, bastaron sólo 24 meses para poder apreciar que el ritmo del crecimiento del empleo que se tenía antes de la Reforma Laboral se ha desacelerado a la vez que las plazas laborales del tipo formal, de por sí pocas, han perdido también calidad tanto en ingreso como en duración contractual, una condición que contrae el consumo derivado de que reduce la intención de adquirir bienes a mediano y largo plazos por parte de la clase trabajadora.
La promesa de los 400,000 empleos adicionales
Hasta antes de la implementación de la Reforma Laboral las cifras totales de empleos en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) mostraron incrementos anuales de 4.65%, 3.87%, 5.26%, 4.04% y de 4.6% para los años 2006, 2007, 2010, 2011 y 2012, respectivamente. El promedio de crecimiento para dichos ejercicios alcanzó un promedio de 4.49%, el cual es hasta 1.36 veces superior al promedio de los años 2013 y 2014 —hasta octubre— el cual es de tan sólo 3.28%.
Incluso, agregando las caídas de las plazas formales en 2008 y 2009, de -0.27% y de -1.29%, el crecimiento proyectado para 2013 y 2014 era superior al que finalmente se tuvo luego de la implementación de la Reforma Laboral, pues supondría que en lugar de los 17 millones 208,000 empleos actuales, existieran al menos 128,000 más. Si a este ritmo de crecimiento que ya se tenía agregamos la promesa de las 400,000 plazas anuales adicionales como supuesto efecto de esta reforma, en México deberían haber 18 millones 136,000 plazas, una cifra para la que llevamos más de un año de retraso.
Como puede notar en el gráfico anterior, la línea de en medio representa el crecimiento que se llevaba de manera inercial mientras que la inferior representa el crecimiento del empleo a partir d de la reforma; la línea superior refleja el hipotético crecimiento de los 400,000 empleos adicionales que se prometieron con la Reforma Laboral.
El 81% de las entidades empeoró la calidad de sus plazas formales
Si bien es cierto que un contrato temporal no necesariamente es un indicativo sobre la prontitud del término de la relación laboral, este provoca en los trabajadores mayor cautela en el consumo toda vez que ante la falta de certeza de su estabilidad inmediata, este tiende a reducir las obligaciones que van más allá del corto plazo.
Solamente seis entidades del país no han incrementado la proporción de trabajadores eventuales a partir de la Reforma Laboral y de estas, Nayarit, Tabasco, Oaxaca y Aguascalientes no observaron en 2013 o en el presente año, una proporción de trabajadores eventuales que no haya rebasado el 20% del total.
Hidalgo, Quintana Roo, Tlaxcala, Guerrero y Campeche son las entidades que mayor proporción de trabajadores eventuales ante el IMSS observan en el país; salvo el caso del último mencionado, las demás reportaron además un decremento en la proporción de sus trabajadores permanentes en el periodo referido.
De Acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, el cuarto trimestre de 2012 el 44.5% de los mexicanos ocupados percibían ingresos inferiores a los dos salarios mínimos; para el tercer trimestre, la proporción creció a 45.2%, suficiente para que en términos absolutos para cifra pasara a 22 millones 470,000 mexicanos, es decir, 635 mil trabajadores más con ingresos inferiores a los 900 pesos semanales.
De hecho, antes de la Reforma Laboral el ingreso promedio del mexicano era de 1,325 pesos semanales en tanto que el último indicador reflejó 1, 314 pesos. Haciendo uso de la calculadora de inflación para el periodo analizado, el poder adquisitivo del ingreso se depreció a un equivalente de 1,228 pesos semanales de noviembre de 2012.
El salario medio de cotización en el IMSS al menos tuvo un incremento que superó en ‘5 pesos’ la inflación del periodo evaluado al estar hasta el corte de octubre en 280 pesos diarios. Como se dijo en un principio, la Reforma Laboral no solamente ha afectado a los trabajadores sino que ha hecho lo propio con gran parte del sector patronal que la impulsó; y todavía le falta lo peor.
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